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Relato #3

Burocracia americana o como no perder los papeles

Fue cierta mañana de Mayo de este año cuando, durante mi estancia en la embajada de Estados Unidos en Madrid, intuí los procedimientos burocráticos que me acompañarían durante mi estancia en dicho país. Y, salvo por el control de armas, todo se repite cada vez que quiero solicitar algo.

El paseo por la embajada no tuvo desperdicio alguno, me dieron cita a las 8.30 de la mañana para hacer la petición de mi visado (J-1) dejando bien claro no olvidar traer conmigo una cantidad ingente de documentos. 

Cargada con estos papeles y sin más que mi abono transportes y mi móvil, me personifiqué en la cola de la tan estimada embajada un tanto acalorada ya que los nervios habían anulado el recuerdo de haber adelantado el reloj 10 minutos la noche anterior y pensaba que llegaba tarde... Y subirse las escaleras que conectan la Castellana con Serrano a las 8.05 de la mañana sin haber desayunado... pues como que no. 
Así, con la puntualidad alemana que arbitrariamente me caracteriza, aterricé en la cola de la embajada  esperando con una sonrisa que avanzara para poder entrar y concluir cuanto antes mi cometido cuando una amable operaria, con un fuerte acento americano se dirigió a mí por mi nombre. "Buenos días Antonia, ¿cómo estás? ¿me dejas el formulario DS-2019 y los justificantes de los pagos SEVI y VISA para que los vaya pasando dentro y te puedan dar permiso para entrar?" 

Guau! Todavía no he pisado territorio americano y ya me tienen fichada. Igualito que en España. 

Después de que la operaria número dos me restregara un papel por el bolso y la operaria número uno me llamara de nuevo, entré a la embajada.

Que ni decir tiene que los mecanismos de seguridad que haya podido conocer a lo largo de mi vida son pocos ahí dentro. Que, por supuesto, el móvil te lo requisan en la entrada (así como cualquier aparato electrónico) y que la gente que te atiende te llama por tu nombre. 
Como ovejitas, vamos de uno en uno atendiendo a cada papel que tenemos que firmar, ahora entre por aquí, ahora cierre esta puerta y espere en esta sala, ahora coja un numerito y le llamarán por esa ventanilla, la señorita de la ventanilla también te conoce, te sientes como en casa pero con tus interlocutores metidos en cuartos de cristal blindado, ahora ponga el dedo gordo de la mano derecha en esta maquinita para tomarle las huellas, ahora ponga los otros cuatro dedos, ahora ponga el dedo gordo de la mano izquierda, ahora lo otros cuatro dedos... Ahora espere otra vez que le llame mi compañera, hola operaria número ocho, que también conoce mi nombre... 

Operaria número ocho que nada tiene que envidiar a la inquisición pues después de haberte preguntado cada detalle de tu vida actual te pide que le relates con pelos y señales que vas a hace en EEUU y lo que te has dejado por contar te lo pregunta ella. Operaria número ocho te da el visto bueno y acaba con un "welcome to the United States of America"

En este proceso, en el cual hubo 2 demostraciones de cómo sonarían las alarmas en caso de ataque químico, atentado o explosión (son tres alarmas distintas) y en el cual me llamaron la atención por estar dibujando una planta de la embajada,  invertí nada menos que 4 horas de mi vida. Moraleja, la próxima vez, desayuna!!

El caso es que en una semana pagas 10€ a un mensajero de MRW para que te devuelva tu pasaporte con el estimado visado et voilá! En cuanto tuviera dinero para comprarme un billete cruzaría el charco.

Pues bien, esto, como digo, fue un aperitivo de lo que ha ido sucediendo para cada trámite que he tenido que hacer desde que llegué aquí. Se pilla el truco rápido, pero siempre hay cosas que sorprenden.


Por ejemplo el día que fui a mercarme un celular


Primero elegir el tipo de plan que quieres, da igual lo que elija porque de una forma u otra te la van a colar, soy española y si algo he aprendido es que las compañías telefónicas son mala gente, así que nada de contratos, prepago y punto. Me dan a elegir el número, presto cero atención (había muchísima gente en la tienda y como que no es lo mío esto de las compras....) y en consecuencia escojo uno imposible de recordar, perfecto.

Más chula que un ocho voy equipada con mi teléfono liberado, en el que he utilizado tarjetas SIM de Finlandia, España, República Checa y China y le comento al operario de turno que no necesito móvil porque tengo el mío liberado y... tachán! no funciona. 
mmmmmm... cara de mosqueo... me cuenta que, claro, los teléfonos en EEUU son distiiiiiiintos, nno ssse qué... total, me termino comprando el alcatel más casposo de la tienda por $19 
Operario 1 - Antonia 0
Concluyendo con el pago, le pregunto si puedo establecer conexión con países a parte de EEUU, Canadá y México y, con la servicial sonrisa que caracteriza a los vendedores de coches usados, me da un folio con una lista de países en orden alfabético entre los que busco España.... no... vaya... a ver Finlandia... mm... no... vaya... pienso ¿quién tengo por el mundo que quiera llamar? mm... a mi primo en Alemania... mm... no... vaya... mi amiga en China... mm... si! anda, que bien! mirando... veo... Chad ¿? ¿puedo llamar a Chad? sigo mirando y veo países como Zimbabwe, Zambia, Gabon, Uganda, Ghana, Burkina-Faso... ¿están de broma?
Ojoplática miro al comercial y le digo que cómo en la mayoría de esos países la gran mayoría de la población no tiene qué llevarse a la boca dudo que tengan teléfonos móviles.
Varias carcajadas pero mi familia sigue en España y no puedo llamarles por precios no desorbitados.
Operario 2 - Antonia 0


Otro ejemplo, este más surrealista (en todos sus aspectos), fue el día que firmé mi seguro médico


Rellenando una montañita de hojas de colores con detalles de mi persona y haciendo elecciones de las prestaciones que se me daría en diferentes casos (seleccionando si quiero seguro dental gratuito por contratar el seguro del resto del cuerpo, excluyendo el seguro por cáncer y otras cosas que no recuerdo) el momento épico llega cuando, para cerrar todos los papeles, tenemos que nombrar las personas a las que avisar en caso de emergencia dentro y fuera de los Estados Unidos y, agárrense los machos, a aquellas personas a las que se enviará tu cuerpo en caso de fallecimiento. 
Difícil elección! Nunca me he planteado quién me gustaría que fuera esa persona... pues lo veo más como una desgracia que como cualquier otra cosa.
No tengo enemigos, si no habría elegido a uno de ellos, pero no! porque para más inri, esta persona recibirá también una contribución económica de parte de mi aseguradora ya que, al haber fallecido, el dinero de mi sueldo destinado a pagar el seguro médico no se usará (claro, si estás muerto no te puedes poner malo) así que enemigos fuera que encima de que la palmo sacarían tajada.

Y claro, después de cosas como esta me pregunto dónde he estado viviendo todos estos años y cuánto lo echo de menos...

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